La relación del ser humano con el medio geográfico ha dado un nuevo salto evolutivo. Puede parecer muy rimbombante. Todos nos hemos enfrentados a la soledad en un entorno desconocido donde la brújula, el mapa o incluso el GPS era su única fuente de información.
El «ser pasivo» ha dado un paso adelante.
Se ha convertido en un «ser activo», gracias a las interacciones con entornos de redes sociales y las posibilidades de comunicar su posición. Dicha interacción permite crear hitos actualizados en los mapas y comunicarlos al instante al resto de miembros de la sociedad.
Es un cambio donde la combinación de Internet, la tecnología móvil, GPRS y sobre todo el interés colaborativo de los usuarios ha revolucionado la visión del mundo geográfico.
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